¿Quedamos a tomar café?

Yo me dispongo a tomarme algún que otro cafetito mientras tecleo, intentando pensar con cada sorbo y escribir entre uno y otro disfrutando de un momento especial en el que pueda volcar ideas, opiniones, sobre libros, música, imágenes, dar rienda suelta a algún que otro desvarío, desahogar algún grito, espero que también algo de humor, a través de esta gran ventana virtual.

Abierta queda. Si alguien quiere tomarse un café conmigo bienvenido sea.

jueves, 15 de octubre de 2015

¡Vaya veranito!

¡Vaya veranito!

Hace unos días me encontré con una vecina en el portal, hacía algún tiempo que no coincidíamos y al preguntarle que tal habían pasado el verano la exclamación le salió del alma. Pasamos un rato intercambiando impresiones sobre los chicos, los estudios y el complejo trabajo de ser padres. Nuestras historias y experiencias diferían muy poco en lo esencial. Así que, ya en casa, después de un rato de dar vueltas a los temas tratados en el animado cotorreo vecinal aproveché un hueco y me senté a escribir. Esto es lo que salió.

Pues sí, chica, vaya verano que hemos pasado. Aunque sienta la tentación de hacerlo, no voy a decir que sea el peor de mi vida. No. Espero que me queden suficientes veranos por delante como para que otras circunstancias mucho peores que las me han amargado el presente, puedan convertir en infierno otro verano futuro. Así además, evito, o intento mantener en unos límites proporcionados, las angustias presentes.

Con el calor empezó el desierto. Mayo y el fin de curso. Y los suspensos y las peleas, academia sí, academia no, profesores particulares, no hay vacaciones. ¡Ay, el niño! ¡Cuánto duele el dichoso niño! Nada que visto desde fuera no se vea como un accidente más de la vida, cotidiano, ordinario, nada del otro mundo, es cierto, pero hay que joderse como consigue dejarte noqueada.

Los dichosos estudios, esa adolescencia que debería ir acabando, esa madurez que aún le falta mucho para cuajar pero que desde su óptica le carga de razón. Y que difícil, que imposible incluso, encontrar el equilibrio entre el intervencionismo y el mero acompañamiento. ¿Dónde dejar de ordenar, de imponer? ¿Dónde dejar que yerren, que tropiecen? ¿Pasarse o quedarse corto? ¿En qué escuela nos preparan a los padres para ello?

No hay edad buena, o mala. O todas lo son, buenas y malas. Ya sea por el llanto incomprensible del bebé en mitad de la noche, o la fiebre incontrolada, o los inevitables pulsos para ver cuanto estira la cuerda antes de romperse, o la constante preocupación por los amigos, los estudios, los peligros cibernéticos, los monstruos que vemos los padres acechando por todas partes a nuestro niño del alma. Da igual. Motivos nunca faltan, es cierto. Pero también lo es que a medida que cumplen años los problemas se cargan de un componente distinto, ese momento terrible de la adolescencia, cuando empiezan a darse cuenta de que son entes independientes, que pueden tener ideas no sólo distintas a las tuyas sino completamente opuestas, el momento de la rebeldía, de probarse y yo diría que aún peor es el final de esa etapa, cuando realmente creen firmemente que ya son mayores, que ya tienen juicio sobrado, que saben mucho más que tu de todo y por supuesto que nadie sabe mejor que ellos lo que les conviene y lo que tienen que hacer o no hacer. Llámese estudios, salidas, bebidas, amoríos. Con que suficiencia, con que tono cargado de razón, de convencimiento, te dicen eso de: ¡qué ya tengo dieciocho años! Con la certeza de que no hay mejor argumento que demuestre que saben no sólo lo que se hacen, sino cómo tienen que hacerlo. Y a ti no te queda otra que mirarle con una sonrisa un poco triste y dándole un beso en la frente, decirle, claro hijo, ya eres mayor,  porque tu sabes que hay que cumplir muchos más años para darte cuenta de lo poco que sabes en ese momento. 


Curiosamente, días después del encuentro y de escribir esto, me enviaron (no mi vecina) por guasap este vídeo de una conferencia que dio el juez de menores de Granada, Emilio Calatayud, que viene al pelo. 
Echale un vistazo, no podrás evitar la sonrisa

35 comentarios:

  1. Yo no me he sonreído: me he reído. ¿por qué?
    No por falta de memoria o por insolidaridad sino por estar en una etapa intermedia: mis hijos ya creciditos saliendo de la dichosa adolescencia (a ratos :D) pero sin descendencia (me pierdo lo bueno de los nietos pero me gano que no me exploten como veo alrededor mío), trabajando (aunque con el paro siempre rondando cerca) y viviendo a su aire en su casa.
    Conclusión: estoy en lo mejor de mi vida y de la suya. Te llegará, Jara, no desesperes. ;)
    Y hasta a ratos echarás de menos todo lo que hoy te preocupa. ;) Sobre todo no pierdas nunca tu sentido del humor. ;)

    Estaba viendo el video y me venía a la mente esta frase que me decía mi madre cuando mis hijos eran pequeños "Niños pequeños, pequeños problemas y niños grandes, grandes problemas" pero este señor tan gracioso, ya lo dijo con este repaso completo al tema. :D
    ¡Ánimo! Los niños dan también muchas satisfacciones... a ratos. ;)

    Abrazote grandegarnde.

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    1. Aunque sea con mucho atraso, voy a intentar contestaros para agradeceros vuestros consejos.

      Cuando el niño tenia poco más de un año y pasó una época en la que se despertaba tooooodas las noches y permanecía varias horas despierto para desesperación de sus padres que teníamos que madrugar si o sí al día siguiente y trabajar, una amiga me dijo que no me preocupara que acabaría pasándose.
      Así que sí, todo llega y se pasa, mal que bien. Y esperas que sean suficientemente mayores para tener su propia vida independiente y medianamente feliz, más o menos, lo que tu cuentas de los tuyos. Cruzo los dedos Fram porque sigan los tuyos así y porque el mío llegue con mediana fortuna. Y mientras... día a día.

      Besos y abrazo gordo.

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  2. Mala es la adolescencia, pero creo que peor cuando cumplen los 18 y creen saber todo mejor que los padres. Mucha paciencia.
    Como dice Frambois todo pasa.
    Besos.

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    1. El ejercicio de paciencia con los chicos creo que no acaba nunca, pero ahí seguiremos ejerciéndolo y esperando que pase eso y no llegue algo peor.

      Besos Rafaela

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  3. No se si recordarás una famosa serie de tv " Los problemas crecen"Jara. ..que verdad es. Cada hijo es un problema que va creciendo con su edad.
    Tu relato me recuerda a mis hijos, tengo dos ya mayorcitos, con 40 y 37años ;) y a esa época ya tan lejana en que todo lo "saben".... Son etapas que se recuerdan con añoranza por lo pronto que han pasado.
    Y los problemas siiiiguen creciendo aunque ya no estén en casa. Es como dice Emilio... Es un no vivir :))))))....También nos dan alegrías, Eh ;)
    Un beso.

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    1. Claro que dan alegrías, entre disgusto y disgusto, jajajaja.
      En serio, Laura, gracias por compartir tu experiencia, supongo que del oficio de padres no te jubilas nunca y sus problemas siempre serán nuestros también. Pero vivir es compartir lo uno y lo otro.

      Besos

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  4. Ays, cómo te comprendo! Que mi hija tiene doce años y está ya en esa plena edad del pavo... Y acaba de empezar el insti, pero todavía no lo asimila. Y cree que estudiando un poco como hacía antes va a aprobar. Y no, la cosa se complica. Pero no más que se lo digas, parece que no se entera. O se entera, pero prefiere hacerse la sorda. Y esto acaba de empezar!
    Besotes!!!

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    1. Nada Margari, no nos queda nada, jajaja. El salto al insti también es un cambio importante y las niñas empiezan antes la dichosa adolescencia pero por lo mismo también suelen madurar antes.
      En lo de los estudios, es exactamente así, un exceso de confianza que luego a veces acaban pagando. Pero ya sabes lo que dicen: que eso también se pasa.
      ¡A esperar!

      Besos

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  5. Cuánta verdad hay en la entrada de hoy...!
    Yo estoy a punto de entrar en esa etapa (no en la de adolescente, sino la de mami de adolescentes, jajaja !) y ya tiemblo...
    Ese video me lo pasó mi marido hace unos añitos... me encantó.
    Besitos y ánimos, si nuestros padres pudieron, nosotros también !

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    1. Pues nada Maribel, aprovecha y toma nota, aquí hay un buen puñado de experiencias. Los malos ratos no hay quien no los quite, afortunadamente los buenos tampoco y también caen.

      Besos solidarios

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  6. Soy yo otra vez ;) Es que se me olvidó comentarte que terminé el libro que me recomendaste y me gustó mucho :)) En parte por reconocer tantos lugares :)
    Y te lo comento aquí por estar en cierta forma relacionado con el tema que hoy tratas ;)
    En ningun lugar o época es fácil criar a los hijos y como te dice Maribel :"Si nuestros padres pudieron, nosotros también" ;)
    Besote grande y achuchón de osa.

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    1. Es cierto, siempre y en todas partes los problemas se parecen, aunque cambien las formas.
      Me alegro de que te haya gustado el libro, la verdad es que disfruté mucho con la historia.

      Otro abrazo, que no falten.

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  7. Vi el video del juez de menores y es una pena que nadie tome constancia de sus palabras para areglar un poco las cosas `para los chavales.
    El veranito la verdad es que no estuvo nada mal, por la parte que me toca jejejeje.
    Besotessssssssssssssss

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    1. Me alegro que tu verano haya salido bien, la verdad es que es tus tierras asturianas ya tienes mucho ganado.
      En cuanto al juez, estuve leyendo un poco sobre su labor y creo que otros muchos jueces deberían aprender de su experiencia y tomar ejemplo.

      Besos

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    2. Me alegro que tu verano haya salido bien, la verdad es que es tus tierras asturianas ya tienes mucho ganado.
      En cuanto al juez, estuve leyendo un poco sobre su labor y creo que otros muchos jueces deberían aprender de su experiencia y tomar ejemplo.

      Besos

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  8. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  9. MUY BUENAS NOCHES de ya VIERNES y encima OLIENDO a cenita QUE LO FLIPA vuesa merced, jajajajajajaja...

    ...Pues a ver, nosotros tenemos tres, sobre la pequeñuela todavía no podemos contar anécdotas así como las que comentas, claro...pero sobre los dos mayores, A GOGÓ, anécdotas a gogó, jajajajajajaja. Cierto que no es nada fácil.

    Decía alguien con cuatro hijos que, antes de tenerlos tenía cuatro teorías sobre cómo educarlos de la mejor manera posible (todas la mar de chulas y hasta sesudas, por supuestísimo, que namás faltaba), pero que después de llegar con ellos a la adolescencia, pues seguía teniendo cuatro hijos pero NINGUNA TEORÍA, jajajajajajaja...yo creo que expresa lo que pensaba decir.

    Cada hijo es de una manera y sólo Dios sabe cómo asimilará y reaccionará cuando entre en contacto con la selva que se extiende más allá de la seguridad de casita y los padres. Por supuesto que es nuestro deber (y también vocación) de padres inculcarles aquellos valores que consideramos importantes e irrenunciables, y luego sólo podemos esperar que eso les sirva como vacuna cuando se encuentren cara a cara con la gran tabla de arrasar personalidades en que se ha convertido la sociedad. Y al hilo de esto, pues no querría terminar el comment (disculpa por su extensión) con algo que mi esposa y yo, como padres, creemos firmemente sobre el tema que tratas: la educación en valores corresponde a los padres, aunque en ocasiones no sea grata la labor, pero no al Estado. Delegar nuestra obligación en papá-Estado sólo crea elementos de rebaño al albur de la ideología de turno, no personas libres. La libertad se enraíza y brota en el amor y la seguridad que brinda la familia. Así pues, suerte, valor y al toro!!!, jajajajajajaja...

    Un besazo de nuestra parte!!!

    PS. Recopio y corrijo, QUE CON LA PEQUEÑA "AYUDÁNDOME A LA TECLA", ES COMPLICADO DE NARICES NO METER LA GAMBA EN LA REDACCIÓN, jajajajajaja...

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    1. Muchas gracias Jordi para empezar por compartir tu experiencia.
      Alguna vez hemos comentado en casa ante algún problema que si tuviéramos cuatro seguro que al mismo problema le daríamos la misma importancia. Puede ser, pero también creo que si sumamos hijos multiplicamos problemas, aunque también se multipliquen alegrías.
      En cuanto a la educación, estoy completamente de acuerdo contigo. La responsabilidad de educar es de los padres, no podemos ni debemos delegar en la escuela. Será lo que aprendan en casa, con nuestro comportamiento y ejemplo, con los valores que queramos transmitirle con lo que deberá contar para formar su propia personalidad y carácter. Y esperar que con eso le demos las armas necesarias para discriminar fuera de casa entre lo que puede ser bueno o no, lo que se debe o no debe hacer, donde están los límites, donde hay que disfrutar y donde hay que decir no.
      Me parece de héroes tener mas de dos hijos hoy en día y ya ni te cuento con dos creciditos volver a empezar. Así que sí, no nos queda más desearnos suerte y al toro!!!

      Besos y achuchones para toda la familia

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    2. Corrijo: "Si tuviéramos cuatro al mismo problema NO le daríamos tanta importancia".
      Ya ves que no necesito una chiquitina metiendo los dedos entre las teclas para escribir mal. Jejeje,

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  10. Yo no tengo hijos pero trabajo con adolescentes. Solo se me ocurre decirte... ¡paciencia! Acaban madurando aunque parezca mentira. Es todo cuestión de tiempo... ¡y paciencia! Como comenta el juez de menores, "dan muchas satisfacciones", jeje. Eso dicen...
    Besines,

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    1. Si, si lo dicen será cierto ¿no? jejeje.
      Muchas gracias Carmen por compartir tu experiencia. Sé que los profesionales tenéis mucho que decir al respecto, de los hijos y de los padres, y que más tarde o más temprano ellos madurarán y nosotros aprenderemos también a ir resolviendo y superando etapas.

      Besos

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  11. Este vídeo no lo había visto, este hombre me parece que tiene una visión que más quisieran algunos. Edades malas o no, qué difícil resulta, la verdad. Termina diciendo que valoramos el trabajo de los padres cuando somos padres, yo no lo soy pero pro trabajo ejerzo las funciones y creo que eso me ha cambiado mucho.
    Siempre que tengo una mala racha digo que no es la peor, que le destino puede tomárselo como un pique y venirme con otras. Paciencia y templanza, también ánimos y desahogos.
    Besos, Jara

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    1. Es cierto que hasta que no te toca no te haces una idea cabal de lo supone, pero también lo es que los profesionales que trabajan con niños o adolescentes tienen un trabajo difícil y que desgasta mucho también, aunque supongo que también se podrá aplicar eso de las satisfacciones ¿no? y que alguna también toca.
      Y si, cruzo los dedos, porque podría ser peor, mucho peor. Gracias por los ánimos y por compartir experiencia. Reconforta.

      Besos

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  12. ;))) Jara, te cuento que suscribo las palabras de mi marido.
    Añado, una de las inquietudes de muchos padres se centra en el 'miedo' a influir sobre los hijos cuando los educamos. Me da que se trata de un miedo infundado, las criaturas son como arbolitos, necesitan de nuestra guía, si no la reciben en casa la absorben del entorno 'social' en el que se mueven. A la postre, reciben aquello que demanda su desarrollo personal, pautas de conducta y una determinada escala de valores...¡¡Mejor de casa que de la 'pandillita'!!...;)))
    B7s

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    1. Por supuesto, Mari, tienes toda la razón. Tenemos que sentar las bases sin necesidad de ser rígidos o demasiados estrictos, pero sin duda necesitan una guía y somos los padres los que debemos proporcionarla en casa, con nuestro ejemplo y transmitiéndole los valores en los que creemos.
      Muchas gracias por pasar, compartir las experiencias ayuda mucho.

      Besos

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  13. ¡Cómo me he identificado con tus palabras! Cuando has entrado en la adolescencia yo me he adelantado y he dicho lo peor está por venir y ahí estaba tu frase escrita un segundo después.
    Me encanta la frase del vídeo: "niños pequeños problemas pequeños, niños..." De padres no nos jubilamos y llegamos a ello sin libro de instrucciones.
    Besos Jara

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    1. Sin duda María Pilar este es un trabajo para toda la vida y las instrucciones las vamos escribiendo sobre la marcha y tachando y corrigiendo sin acabar nunca.
      En todo caso espero que llegue el momento en que, sin dejar de ser padres, sienta que tienen edad y madurez suficiente para descargarme un poco de ese peso de responsabilidad que a veces cuesta llevar a la espalda.

      Besos y gracias por tu compañía

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  14. Hola Jara, bueno yo no tengo hijos pero se mas o menos por lo que estas pasando, y sabes por que lo se?, por que todos nosotros pasamos por esa época y hacemos lo mismo, tenemos muchas ganas de llegar a los 18, ya sabemos hacer de todo y nos creemos que somos los mas listos en todo, que ya los padres no nos tienen que decir nada, o no te acuerdas que de tu época?, pero lo que luego nos damos cuenta, esque estamos muy equivocados, no sabemos nada y así nos da la vida de bofetadas por no hacer caso a quien ya lo ha vivido y sabe de lo que va la vida, pero con 18 años y mas en estos tiempos no admiten nada de lo que se les diga, antes eran otros tiempos y aun admitíamos algo, pero ahora muchas veces los padres aun se tienen que callar si no les denuncian.
    Este juez me encanta, siempre que lo he visto en la tele da gusto oírle hablar ya que tiene razón en todo lo que dice, ojala muchos de sus compañeros fuesen como el, bueno Jara, solo decirte que mucha paciencia y acuérdate de cuando te toco a ti:)

    Besos.

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    1. El problema PIruja es precisamente que sólo nos damos cuenta a toro pasado y ahora que te toca el papel de padre es cuando sientes la impotencia de saber que todo lo que les digas al respecto sirve de muy poco, porque tienen que darse cuenta por sí solos y mientras te desesperas viéndoles tropezar.
      Hay que esperar que se levanten y sigan adelante con mediana fortuna.

      Besos y muchas gracias por pasar

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    2. El problema PIruja es precisamente que sólo nos damos cuenta a toro pasado y ahora que te toca el papel de padre es cuando sientes la impotencia de saber que todo lo que les digas al respecto sirve de muy poco, porque tienen que darse cuenta por sí solos y mientras te desesperas viéndoles tropezar.
      Hay que esperar que se levanten y sigan adelante con mediana fortuna.

      Besos y muchas gracias por pasar

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  15. Se ve que eso no acaba hasta que te mueres.
    Aunque tus hijos tengan sesenta años sigues padeciendo....
    Joder...

    Besos.

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    1. Lo del padecimiento se que no se pasa nunca porque lo he ves con tus propios padres, así que para eso ya estoy mentalizada, el problema es conseguir que los hijos sean adultos, maduros, responsables de su propia vida y decisiones y medianamente felices, o cuanto menos, discretamente infelices. En fin Toro, como es la vida, y mientras tanto ir capeando temporales que todo se pasa.

      Besos y gracias por la compañía

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  16. Has superado su infancia, sus trastadas, sus rabietas, las idas y venidas a urgencias, conseguir arrebatarle el chupete... los seis, los siete años, cuando empiezan a ser unos gamberretes; los doce, ya insoportables y la temida adolescencia con sus salidas de tono, sus contestaciones, sus dardos envenenmados. Pero tiene razón Carmen. Cuando llegan a los veinte empiezan a cambiar, a madurar ellos sólos, como si la educación dada no hubiera servido para nada, pero sí ha servido. Quizás aún no te han perdonado que les escondieses la play S., pero algún día lo entenderán. Y respecto a mi niña, le faltan dos meses y 14 días para la mayoría de edad... Y me lo dice todos los días. Paciencia Jara, tú puedes y puedes, sin duda, hacerlo muy bien. Déjate llevar por el instinto. Un abrapzo.

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    1. Es cierto que cuando estás en ello parece que no va a acabar nunca y cuando pasa te parece que pasó demasiado rápido. Sí, hemos ido quemando etapas y esta también pasará, pero no deja de preocuparme el resultado.
      Es nuestra responsabilidad, cuidarles, ayudarles, enseñarles, formarles y esperar que al final sean capaces de volar ellos solos, de forma independiente, suficiente y medianamente felices. Y esa responsabilidad pesa y no tengo nada claro si algún día dejará de pesar, pero sí, supongo que la madurez acabará llegando y sí servirá lo que ahora parece caer en saco roto. Lo espero para mi y para ti, que veo que estamos recorriendo casi el mismo tramo.
      Y podré o como decía mi madre cuando le decíamos que no podía hacer alguna cosa: pues haz un poder. Y no había más que hablar.

      Besos Amparo y gracias por la compañia y por compartir experiencias. Resulta reconfortante.

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  17. Genial como siempre mi paisano el Juez Emilio Calatayud. Conoce bien el "percal", porque el fue un "regalito" para su padre, un prestigioso Juez de Ciudad Real. Tanto que lo tuvieron que mandar a Campillos (Malaga), un colegio de la época, donde iban a para todos los "díscolos" y problemáticos. El aprendió la lección y ahora la imparte con humor y humanidad.
    Gracias por tus palabras.
    Un abrazo.

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