¿Quedamos a tomar café?

Yo me dispongo a tomarme algún que otro cafetito mientras tecleo, intentando pensar con cada sorbo y escribir entre uno y otro disfrutando de un momento especial en el que pueda volcar ideas, opiniones, sobre libros, música, imágenes, dar rienda suelta a algún que otro desvarío, desahogar algún grito, espero que también algo de humor, a través de esta gran ventana virtual.

Abierta queda. Si alguien quiere tomarse un café conmigo bienvenido sea.

viernes, 30 de agosto de 2013

Días felices



Queridos amigos:

Cada amanecer me recibe con una gran sonrisa y cada noche me acuesto con un guiño a las estrellas.

Así son los días de vacaciones: brillantes y perezosos, lánguidos y fugaces. Vivaces, alegres, amarillos y rojos, azul pastel y verde mar. La dicha está en el cosquilleo de la arena entre los dedos de mis pies, en la cresta de la ola que me levanta y me envuelve en su espuma y espera, paciente y fiel, entre las páginas del libro que descansa momentáneamente olvidado sobre una toalla tendida al sol.

Siento haber tardado tanto en escribiros pero espero que entendáis el inevitable olvido, la necesidad de romper con la rutina y de alejarme no solo física, sino sobre todo mentalmente, de ella. A punto de cerrar este paréntesis os escribo desde la orilla del mar Cantábrico, con un agua transparente y fría como cristal lamiendo mis pies y bajo un sol amable, apurando, bebiendo a sorbos cortos e intensos los últimos días de las vacaciones.

Con la brisa fresca del mar os envío un montón de besos y un abrazo grande.

                                                                                                 Jara




P.D. Antes de poner en marcha de nuevo el saloncito del café iré visitando poco a poco vuestros espacios para ponerme al día de lo que se ha cocido en ellos durante este tiempo de ausencia.


domingo, 18 de agosto de 2013

En una tierra dorada


Sol y moscas.
Caminos polvorientos.
Paredes encaladas.
Y una luz despiadada
que hiere los ojos,
                 pero... ¡qué luz!

Lomas amarillas
de pasto caliente
y perfume de jara.
Suaves colinas moteadas
de encinas cansadas.

Golondrinas bailando,
piando alborozadas
en la tarde callada
que despacio, con calma,
se acerca a la noche
vistiéndose espléndida
con sus mejores galas.

Esta paz sin contornos
que te roza la piel
y este cielo infinito
que ensancha el alma.

Un año más,
mi corazón y mis raíces,
se encuentran y se abrazan
sobre esta tierra dorada.