Toca
viajar. Viajemos. Cargados de ilusión, ligeros de equipaje. Sin billete de ida,
menos aún de vuelta. Sin control de pasajeros. En la mochila todos los colores del arco iris y alguno más. Con las alas en los pies y una
humeante taza de oloroso café en las manos. Un solo paso hará que se abran las
puertas. La aventura tan sólo necesita un ligero soplo de ánimo para ponerse en
marcha.
¡Sopla
conmigo!
Que
no os asusten los caminos sinuosos, los empinados senderos y las angostas carreteras.
Un pequeño paso, un salto, un batir de alas y sin darnos cuenta estamos en el
pico de una alta montaña, asomados al mundo, mirando cara a cara a las nubes,
tocando el cielo y las estrellas con la punto de los dedos.
Por
el tobogán de los sueños nos deslizamos hasta un profundo barranco siguiendo la
pista del curso del agua, que ora se esconde, ora se asoma a refrescarnos y
guiarnos.
Ahora con un simple parpadeo nos adentramos en un antiguo, húmedo y fragante bosque...
o nos asomamos a un lujurioso y verde valle donde las nubes se cuelan a escuchar el sonido del agua que corre por sus entrañas.
¿Lo veis?
La imaginación se dispara ante el paisaje lunar y un amago de vértigo nos acomete al borde de la caldera del volcán. ¿Está dormido? ¿Se despertará rugiente si hacemos demasiado ruido?
Por
si acaso mejor seguimos nuestro paseo por este país de los sueños.
Media
vuelta y la arena negra de una playa cruje con nuestras pisadas y un mar
inmenso se acerca a saludarnos. Venga… ¡de
cabeza al agua!
Que gozada, que fresca, que gusto secarse después bajo la
caricia del sol. Estamos solos, es un privilegio que hay que aprovechar. Nos
quedamos un ratito.
¿Habrá
puesto el hombre el pie en esta hermosa tierra? Por supuesto, ya no quedan paraísos
inexplorados.
También aquí ha plantado casas y calles y en dos palmadas estamos ante ellas.
Bueno... ante una digna muestra al nivel de la aventura por la que estamos transitando.
Si
sois de los que necesitáis ver y tocar para creer, estáis de suerte, porque
todas estas maravillas se pueden pisar, tocar, oler y sentir. Y para colmo de
la fortuna una pequeña superficie las concentra a todas. ¿Ya la conoces?
También aquí ha plantado casas y calles y en dos palmadas estamos ante ellas.
Bueno... ante una digna muestra al nivel de la aventura por la que estamos transitando.
Pues
venga, bajad de las nubes y decidme donde transcurre la aventura de hoy.
(Recordad que pinchando en las imágenes podéis verlas en su tamaño original y disfrutarlas mejor)