Hoy
quería hablaros del libro mas importante de mi vida. No, no vais a salir
corriendo a buscarlo. No es una lectura imprescindible. En este caso lo
importante no es tanto lo que nos cuenta como el libro en sí mismo. Este libro
es esencial en mi vida porque fue EL PRIMERO y durante mucho tiempo el
UNICO, el que abrió la puerta por la que
han llegado todos los demás.
Genuina pizarra principio años 70 (álbum familiar) |
clase de parvulitos, genuina cartilla Amiguitos (álbum familiar) |
No recuerdo lo que leía en el cole, sí
recuerdo a mi madre contando como las profesoras le decían que ya no sabían que
más darme para que leyera, porque debí agotar las existencias de la clase de
parvulitos mucho antes de que en junio nos echaran a la calle a jugar.
Yo era pues la pobre niñita incomprendida,
porque en casa no había ni libros, ni cuentos ni dinero para dedicarlo a algo
que no fuera de primerísima necesidad. Y en casa no consideraban primerísima
necesidad que la niña leyera cuentos. Afortunadamente había una tía joven y soltera, que trabajaba y
podía distraer parte de su dinero a favor de sus sobrinos y a la que le gustaba
leer, por lo que era mas dada a regalar cuentos que muñecas, ella no podía ser
otra cosa que ¡UN HADA MADRINA!.
El verano en que cumplía 6 años toda la
familia se desplazó a Barcelona para asistir a la boda de la sobrina mayor y
aquello se convirtió en unas vacaciones maravillosas rodeada de un
montón de tíos y primos. Tuve la inmensa suerte de que mi cumpleaños acertara a
caer dentro de esos días, lo que me convirtió en LA PRINCESA a la que todos
besaban y felicitaban.
En aquel entonces recibir regalos no era tan
común como en estos días, por lo que cualquier pequeño detalle se convertía en
un acontecimiento. Yo estaba contentísima con lo que iba recibiendo pero todo
quedó relegado cuando llegó mi hada madrina y me entregó un auténtico TESORO.
Mis ojos se abrieron como platos al ver el
regalo y la emoción que sentí entonces sigue llenándome ahora cada vez que lo
abro. Supongo que no podía ser de otro modo, porque las hadas madrinas siempre
saben qué regalo tienen que hacer.
Se convirtió en mi posesión mas preciada, lo
miraba y remiraba, lo leía y releía, y cada vez sentía la misma fascinación
inagotable, lo encontraba tan hermoso y la historia me parecía tan maravillosa
que no me cansaba nunca de ella.
…y
como casi siempre estaba en la
cocina y sus vestidos se manchaban
de ceniza, la llamaron Cenicienta.
cocina y sus vestidos se manchaban
de ceniza, la llamaron Cenicienta.
y aunque los años y el mucho uso han pasado factura a sus tapas y su lomo, su interior sigue brillando como el primer día, su olor sigue evocando cientos de tardes asomada a sus páginas, sus colores todavía me hacen soñar con príncipes y aún ahora soy capaz de recitar el pequeño texto que acompaña cada hoja y sus palabras siguen sonando a mis oídos como una hermosa melodía.
Más entonces apareció su Hada Madrina,
la cual trocó sus harapos en precioso vestido
y a una calabaza convirtió en carroza...
...al oir que sonaban las doce campanadas
tuvo que salir huyendo, y con las prisas
perdió uno de sus lindos zapatitos de cristal.
Y ante el asombro de las hermanastras de Cenicienta,
que vieron como el zapatito se amoldaba al pie
de la niña, el príncipe reconoció en ella a su amada...
No podía perderse entre otros cuentos, ni entre otros juguetes porque no los había, por lo que su magia era mas potente y su efecto muy intenso.
Con el tiempo otros cuentos vinieron detrás,
no muchos la verdad, y ninguno tan hermoso, pero los años pasaron también por
mí y yo quería conocer todas las historias del mundo y las aventuras
desplazaron a las princesas y la realidad desplazo a las aventuras y los libros
primero muy despacio y cogiendo velocidad como yo aumentaba años fueron
ocupando mis estanterías y mi tesoro quedó un poco olvidado, relegado a un
rinconcito.
Sin embargo otros posteriores se han quedado
por el camino, perdidos en una mudanza o en un préstamo, algunos incluso he
querido perderlos con toda intención. Pero LA CENICIENTA nunca se ha quedado
atrás, no ha salido de casa (la que tuviera en ese momento) aunque en casa haya
pasado por las manos de muchos niños y por muchos libros que pueda seguir
acumulando ninguno podrá quitarle su título de JOYA INSUSTITUIBLE cuyo valor
simplemente no se puede medir.
Y colorín, colorado....
Preciosa entrada y hermoso cuento el que nos acabas de narrar, tan lindo o mas que el de Cenicienta.
ResponderEliminarComo me identifico contigo en mis años de niña hubiera dado mi pan con chocolate por un cuento.
Un beso.
Me encantaba el pan con chocolate y también lo hubiera cambiado si hubiera podido por tener más cuentos para leer.
EliminarBesos
Qué entrada más bonita, me ha gustado mucho y me ha parecido muy original. El cuento de La cenicienta es uno de mis favoritos
ResponderEliminarbesos
Por intercambiar gustos, a mi el de Caperucita roja siempre me ha dado pavor.
EliminarBesos
:) quien ha tenido un hada madrina regalando libros, no puede olvidarlo y sigue y sigue leyendo.
ResponderEliminarLo que más me ha emocionado de tu entrada son tus recuerdos de niñez tan bien guardados como tesoros.
Mi primer libro recordado fue un manual de aprendizaje de lectura, con un animalito para cada letra: Menos poético que lo tuyo pero yo sospechaba que allí estaba la clave de todos. Y encima tuve una maestra maravillosa...
Besotessss
PS Ay!!! con el maldito zapatito de "cristal" buuuaaaa!!!! Duelen las malas traducciones :( y a mí, este zapato me duele... en los ojos ;)
Lo bueno del paso del tiempo es que casi siempre acabamos atesorando lo bueno y desechando o guardando muy, muy al fondo lo malo.
EliminarEste recuerdo en concreto está envuelto con las mejores galas y afortunadamente puedo echar mano de él en cualquier momento.
Las buenas maestras también se merecen un rincón especial de la memoria.
Ya leí en tu contestación a una entrada sobre este cuento de Mientrasleo que lo del zapatito de cristal es una malísima traducción. Yo no puedo ya quitarme de la cabeza la imagen del zapato de cristal, pero te confieso que de niña ya me chocaba mucho, ¿cómo podía alguien andar o bailar con un zapato de cristal? era descabellado. Me convencía mucho más la magia del Hada Madrina transformando calabazas en carrozas y ratones en caballos.
Besos
Oooh!! las fotos de álbum familiar, los recuerdos de infancia compartidos y ese tesoro, han sido un lujo en este post, pero encima contado así es una delicia a repartir.
ResponderEliminarTambién tuve un hada madrina como la tuya, de esas tías (en mi caso tía-abuela) solteras que siempre andan cerquita y que nos decía ¿dónde están mis colorines? preciosos instantes.
Un beso
Es una suerte que haya muchas hadas madrinas con poder para repartir alegría, dulces y buenos momentos entre los niños. Todos deberían tener una ¿verdad?
EliminarBesos
Muy bonito, también me parecen preciosas las ilustraciones, acepto ese cafecito que me invitas en tú cabecera del blog, paso por aquí y me quedo gustosa!!!
ResponderEliminarSi te apetece tomar otro, ya sabes pásate por él mio y estas invitada.
Besitos.
Bienvenida, estaré encantada de que pases cuando quieras a tomar café. Ahora en un ratito paso a devolverte la visita.
EliminarMe alegro de que de haya gustado la entrada.
Besos
¡Qué entrada más bonita! Me has hecho recordar una pequeña colección de cuentos clásicos que tenía troquelados. Supongo que estarían tan currados que mi madre decidiría en algún momento que había llegado el fin de sus vidas... Pero qué de veces los leía y releía. Eran los únicos cuentos que tenía en casa y no había noche que no me llevara uno de ellos a la cama. Pero curiosamente el que más recuerdo es la historia que menos me gustaba, El traje nuevo del emperador.
ResponderEliminarBesotes!!!
Yo también recuerdo mucho uno de esos cuentos troquelados pero tampoco lo conservo. Cómo teníamos pocos nos acordamos más de ellos.
EliminarA mi El traje nuevo del emperador me gustaba mucho, yo lo tenía dentro de un tomo de Cuentos Escogidos, que desgraciadamente tampoco conservo, que tuve cuando era un poquito mas mayor.
Besos
Mis hadas madrinas fueron: mi padre, que me compraba los cuentos y los tebeos y mi abuela, que me los contaba o me ponía la radio para que los escuchara. ¡Qué suerte tuve en tener DOS HADAS! Las pena es que no conservo ninguno de los cuentos... en papel, pero sí en mi memoria. Un beso.
ResponderEliminarSí que tuviste suerte Koncha, porque además con los cuentos que te leía tu abuela guardas junto al cuento el recuerdo del momento compartido.
EliminarYo en papel sólo conservo éste, los demás también tengo que fiarlos a la memoria.
Besos
Me ha encantado esta entrada, Jara. Siempre me gusta conocer el primer libro de otros lectores porque, al fin y al cabo, son responsables de nuestra afición. Gracias por compartirlo. Un beso.
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado. Estoy muy orgullosa de este cuento y me apetecía compartir la experiencia.
EliminarBesos
Una entrada preciosa, JAra, en la que nos transmites la pasión por una historia y el comienzo de una pasión.
ResponderEliminarGracias por compartirlo, también fue mi primer libro
Besos
¡Qué casualidad!
EliminarMe alegra mucho haber conseguido transmitir lo que ha significado para mí este regalo aparentemente tan sencillo.
Besos
Precioso post y homenaje a tu libro.Me ha encantado. Un besote!!
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado. Creo que Cenicienta está encantada de volver a ser la protagonista y de asomarse a tantos sitios nuevos.
EliminarBesos
Que entrada más emotiva, me has recordado un cuento que yo tenía también y que como tu dices era único porque entonces no teníamos tantas cosas como tienen ahora los niños.Un besazo
ResponderEliminarHe descubierto en el poco tiempo que llevo metida en este mundo bloguero que una de las mayores satisfacciones que me da, es este intercambio, compartir experiencias, comentarlas, descubrir afinidades comunes o discrepancias si es necesario, pero en cualquier caso este contacto tan gratificante.
EliminarMe alegra que mi cuento haya rescatado al tuyo de ese rinconcito de tu memoria en el que descansaba.
Besos