¿Quedamos a tomar café?

Yo me dispongo a tomarme algún que otro cafetito mientras tecleo, intentando pensar con cada sorbo y escribir entre uno y otro disfrutando de un momento especial en el que pueda volcar ideas, opiniones, sobre libros, música, imágenes, dar rienda suelta a algún que otro desvarío, desahogar algún grito, espero que también algo de humor, a través de esta gran ventana virtual.

Abierta queda. Si alguien quiere tomarse un café conmigo bienvenido sea.

lunes, 30 de marzo de 2020

Escribir: un desahogo.


   Convivencia reforzada... ¿mas roce hace más cariño o  produce más desgaste? ¿Más tiempo para el sexo o para discutir? O quizá haya suficiente para las dos cosas.  ¿compartir los malos momentos une más que compartir los buenos? 
  Tanto tiempo en casa... ¿Le dará a la gente por pensar entre tanta oferta de entretenimiento por Internet? ¿Entre mensaje y mensaje, meme y meme, vídeo, audio, consejo, noticia, recomendación? ¿Servirá para algo positivo pasar por todo esto? 
   Dicen que aburrirse no es tan malo, que se genera espacio para la creatividad y el pensamiento. Desde luego está demostrado que para el ingenio humorístico ha sido como un motor a propulsión. Yo aún no he tenido tiempo para aburrirme, quizá porque pensar ocupa mucho espacio y mi cabeza no puede parar, aunque no llegue a ningún sitio, ni por supuesto cree nada ni bueno, ni regular. Pero... en un rato como perdido, entre limpiar las puertas de casa y la hora de la comida, aquí estoy, escribiendo en el móvil (porque es lo que me pilla a mano) de cualquier manera, soltando preguntas al aire, o ¿a mí misma? 
   Escribir es como bailar: un desahogo. Uno físico, el otro mental. Yo estoy recurriendo a uno y a otro casi con el mismo ansia.
   No sirven de mucho pero sientan bien. Me sientan bien.

viernes, 27 de marzo de 2020

Reencuentro

Ha sido un impulso, como lo que he ido escribiendo estos días tan extraños, tan imprevistos. Esta situación para la que no estábamos preparados. Y he sentido la necesidad de pasar de nuevo por aquí, después de tanto tiempo, a tomarme un café tranquilo, para descargar un poco el aluvión de sensaciones que no acabo de digerir. Me encantaría encontrar viejos o nuevos amigos y tomarlo juntos. Quizá resulte un café un tanto amargo. Quizá no sea una conversación amable, quizá no sea demasiado alegre, quizá no apetezca mucho con el bombardeo que necesariamente nos rodea estos días sobre este tema, lo sé, pero aún así ¿Te animas a compartir un café?


(Tras una semana en casa)

He salido a comprar pan.
No era imprescindible,
pero necesitaba respirar un aire
mas grande que mi casa.
He fracasado.

La panadería estaba ya cerrada.
Todo anda trastocado.

El aire, 
que esperaba que me confortara,
ha resultado opresivo.
Como el silencio de las calles vacías.

Parecía como si las aceras,
el asfalto, los árboles y
los bancos,
contuvieran el aliento
a la espera de verse
de nuevo ocupados.