Aunque prometí no enseñaros las fotos de mis
vacaciones voy a incumplir un poquito mi promesa, pero sólo un poquito. Como hoy viernes tocaría ir de viaje he pensado
que voy a proponeros un viaje un poco
distinto.
Estas vacaciones tenían un claro propósito de descanso así que hoy no voy a enseñaros fotos turísticas, no vamos a viajar hacia un lugar sino hacia un estado de ánimo. Vamos a pasear con calma y a dejar que nuestros pensamientos y nuestra mirada se pierdan en lo más insignificante o que encuentren grandes historias debajo de las piedras o enredadas en las nubes.
Para empezar el viaje de hoy tenemos que atravesar esta puerta. ¿Os imagináis la llave tan fantástica que puede encajar en esa cerradura? Cada uno tiene la suya propia, a veces juega con nosotros y se esconde, matirile, rile, rile, pero si buscáis con atención seguro que la encontráis.
Los primeros pasos de mi viaje me empujaban hacia el mar, necesitaba escuchar su respiración, su ritmo, dejarme acunar por las olas. Respirar despacio dejando que el aire húmedo y salado se cuele por todos los rincones arrastrando las tensiones, el mal humor y los pensamientos negativos.
Al cabo de unos pasos la mente está suficientemente limpia de pensamientos inútiles como para apreciar las pequeñas obras de arte que en su retirada ha pintado el mar sobre la arena. ¿Que artista pintaría mejor la belleza anárquica de estas lineas ondulantes?
En mi deambular viajero de estos días me encontré con un castillo encantado y como la lluvia se empeñaba en ser una compañera intermitente decidí meterme en él a buscar entre sus piedras viejas historias de princesas. Yo creo que en ese balcón bien pudiera haber estado más de una noche asomada, una joven princesa, mirando la luna llena reflejándose en las cumbres nevadas y anhelando la llegada de quien pudiera rescatarla del tedio principesco para correr mil aventuras por los caminos que adivina tras las montañas en vez de pasar las horas sentada en este duro banco de piedra viendo caer la tarde con la labor en las manos.
No creáis que fue fácil escapar de los fantasmas que aguardaban sigilosos entre sus muros la oportunidad de encontrar unos oídos propicios en los que verter sus penas maceradas en siglos de silencio.
Con la cabeza elucubrando sobre cuanto de lo oído y presentido entre aquellas paredes podría ser cierto y cuánto no sería producto de la febril imaginación fantasmal me deje llevar por mis pies sin rumbo fijo.
Estos pasos sin destino me llevaron a un lugar de verdes prados, perfectos para pararme a ver crecer la hierba y mirar como se abren las flores.
El agua era reina y señora. Corría, saltaba y adornaba con brillos de joya a la flores. A veces dudaba entre caer tímidamente o quedarse prendida en las nubes y con ellas envolver los árboles y jugar al escondite con los montes y las casas.
Un rato después cansada del juego caía con fuerza y entendí que era hora de marcharme. Estaba a punto de caer la noche y yo era una extraña, una nota discordante en aquella perfecta sinfonía.
Y ya sólo me queda una etapa para completar este particular viaje a lo intrascendente, un viaje hacia el interior para dejarlo limpito de adherencias extrañas que la rutina, las obligaciones y el tedio, van depositando día a día en nuestro ánimo y no nos dejan ver lo que realmente importa.
Nos queda el sol, la luz y el viento. El viento que va a sacudirnos hasta que soltemos lo que nos lastra para llevárselo confundido con la arena de la playa.
El viento que por un tiempo a desbaratado el manto espeso de nubes para dejar que los rayos del sol alegren la mañana y se deja unas cuantas para moldearlas a su antojo.
No hace falta buscar, solo hace falta mirar para encontrar.
Un viaje lleno de pequeños tesoros, de tiempo para mirar, de aire, de agua, de luz, de algunas palabras, las justas. Y se acaba con la placidez de este atardecer.
Hoy no tenéis que adivinar el destino del viaje porque cada uno sabe qué puerta abre su llave y las fotos podrían estar hechas en cualquier de ellos, pero éstas forman parte del mío y representan el espíritu del mismo.
Me encantan las fotos. Yo nunca me paro a hacerlas y luego se echan de menos.
ResponderEliminarLa cámara de fotos es casi una extensión de mi misma. No me imagino salir de viaje de ella.
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Muy relajante Jara. Tu viaje ha sido bien aprovechado, deteniéndote en los pequeños detalles que te ibas encontrando.
ResponderEliminarBesos.
Era un viaje sobre todo para descansar y disfrutar de las cosas mas insignificantes aparentemente.
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Hola: veo que has estado en Cantabria. Unas fotos estupendas, has sabido sacarle partido a esta maravillosa tierra.
ResponderEliminarHola, ¿te apetece un café?
EliminarSí, no hay rincón que no merezca la pena fotografiarse de tu tierra. Estoy totalmente de acuerdo contigo en que es una auténtica maravilla. Me alegro de que te hayan gustado las fotos.
Besos
Preciosas imágenes, muy sugerentes y relajantes.
ResponderEliminarBesos.
Me alegro de que te gusten Susana y gracias por pasar a tomar un café y compartir el viaje de hoy.
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Este fin de semana es más largo por estas tierras con el lunes festivo. Me iría sin dudarlo a ese remanso de paz y naturaleza con aires medievales. Ummm!! hasta huelo el rico asado.
ResponderEliminarBesos.
No hay muchos castillos por esas tierras pero desde luego encontrarías un montón de rincones hermosos y un cocido montañés que con en estos días más bien lluviosos también apetece mucho.
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Que es norte, es seguro.
ResponderEliminarLas vacas parecen "rubia gallega", pero las hay también en León, Asturias y Cantabria.
Yo , las penas prefiero "macerarlas en licor" que siempre me da más risa.
No importa el lugar, importa la interiorización.
Por el norte hemos andado. Como ya ha comentado La ratita de Carmen están hechas en Cantabria aunque efectivamente el lugar importa menos que lo que encuentras en el viaje.
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P.S. Me apunto a tu receta, la penas maceraditas en un poco de licor, lo justo para esas risas, mucho mejor.
Con lo que me gusta a mi un viaje, hasta en la imaginación. Lo único que se repetía en mi cabeza al ir leyendo y observando es, qué bonita, oh, qué bonitas fotos!!! Por favor, no guardes el álbum que a mi me encanta mirar!!! Besos
ResponderEliminarMe alegro de que hayas disfrutado de este viaje y si te sirve para que tu imaginación vuele hacia otro, mucho mejor.
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qué bonitas! además a mí los paisajes de costa me encantan. La mayoría me han recordado a los paisajes de Asturias, aunque supongo que esas imágenes también se darán por otras zonas
ResponderEliminarbesos
Como ya han apuntado, se trata de Cantabria, pero efectivamente podrían estar hechas en Asturias también y cualquier zona de la cornisa cantábrica sería muy parecida.
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BONITO HASTA DECIR BASTA!!!!!!!!
ResponderEliminarGenial
Un placer estar de regreso y encontrarme con algo tan fresco, además, que me suena a playa del norte. Oye, no será Galicia, eh???
Vaaaaaaaale, ya me suspendo yo, jajajajaja
Un beso
Es playa del norte. Tu quieres que te suspenda pero sigues quedándote cerca. Podrían ser de Galicia sin ningún problema pero el caso es que son de Cantabria.
EliminarYo te he enseñado las fotos de mi viaje ahora te tocaría a tí enseñarme las tuyas ¿no? Seguro que vienes con la mochila llena de imágenes preciosas.
Besos
"No hace falta buscar, solo hace falta mirar para encontrar."
ResponderEliminarY yo no busco tu destino pero encuentro tu paz y tu gozo interior.
Un magnífico viaje exterior e interior.
Para revivirlo, aunque sea sólo con el pensamiento, a la más mínima gota de rutina que te salpique. ;)
Besotes serranos.... y otro, porque tú lo vales. :)
PS ¡Si supieras la de fotos que tengo de esas vaquitas rubias! :D:D Cuando mi hijo hizó el Camino, ¡hasta me las mandaba por el móvil! :D
:( Y en mi despiste, no te digo nada de tus fotos que me parecen maravillosas...
ResponderEliminar...Hum... estas cabelleras de sirena dibujadas en la arena... y esta cerradura que es tuya en el espejo ; la "J" de Jara.
Pues, otro besote :)
Empiezo por el final. ¿Sabes que no había caído en lo de la "J" de la cerradura? ¡y tienes razón!
EliminarSi es que lo bueno de estos viajes es que la imaginación vuela a su antojo y si hay algo que a ti no te falta precisamente en una imaginación siempre despierta.
Aciertas en que hoy el destino era lo de menos, sin embargo en seguida ha habido quien las ha ubicado y era fácil suponer que andaban por el norte peninsular.
El Camino, con sus vaquitas, es uno de esos viajes que tengo marcados en mi agenda particular como imprescindible, pero que requiere de un tiempo, un momento y una preparación que aún no he conseguido acomodar en mi calendario. Ese viaje tendría un álbum compuesto por más tomos que la Enciclopedia Británica, la de papel por supuesto.
¿Te pongo otro té? Es que hoy uno se nos ha quedado corto. :)
Hoy toca achuchón además de besos... porque sí.
Yo voy a ser breve: es que me he quedado entre las piedras del riachuelo jugando al escondite. Cuando vuelva, te cuento mis impresiones. Un besoooo.
ResponderEliminarSi sólo hay tiempo para un café rapidito bien está, cuando te apetezca vuelves a tomar otro con calma y hablamos.
EliminarBesos
Hola Jara ! hace tiempo que esperaba tomar esa taza de café contigo y por fin llegó la hora , me ha alegrado mucho tu visita. Me sigue gustando mucho tu Blog y lo sigo aunque a veces no te diga nada , tampoco dispongo de mucho tiempo ( toda la mañana en el Cole y algunas tardes) y es por las noches cuando intento encontrar tiempo para actualizar y comentar .Me ha encantado tu viaje , las descripciones que haces y la Fotos maravillosas todas , no se si sabes que mi gran pasión ( aparte de mi trabajo) es la Fotografía y siempre llevo la cámara como compañera en mis caminatas . Uyyy ahora que he mirado para arriba , la amiga que te comenta antes que yo se llama exactamente como una de mis hermanas ¡ que guayyy! pero no es ella .
ResponderEliminarEspero que sigamos en contacto . Te invito a una taza de café a la orilla del mar . Un abrazo
Ya vi en mi visita por tu blog que las fotos también son una parte importante de él y que compartimos la afición.
EliminarTu invitación es muy apeticible: orilla del mar y café, no tengas dudas de que la aprovecharé.
Besos
Me encantaron tus fotos, y no se al resto, no los he leído, pero he creído reconocer pasiajes y cuando he leído el final me has hecho sonreir. Cada uno su puerta, cada cual su pequeño paraíso.
ResponderEliminarBesos y gracias por dejarnos abrirla aquí
Aunque en esta ocasión el destino era lo de menos porque, como bien has interpretado, cada uno debe llegar al suyo, en los primeros comentarios ha habido quien ha adivinado de donde son las fotos y sí es fácil que a ti te suenen los paisajes.
EliminarGracias a ti pasar a tomar este café y dejarte llevar por el viaje.
Besos
He disfrutado muchísimo con este viaje. Sólo con las fotos me he sentido relajada, he sentido el agua, el sonido del mar, la música del río... Preciosas fotos, precioso viaje!
ResponderEliminarBesotes!!!
Hay viajes para no parar y conocer sitios nuevos y los hay para relajarse y disfrutar de lo más sencillo, hoy tocaba este último. Me alegra que te haya gustado.
EliminarBesos
Hola Jara, me alegro que hayas incumplido tu promesa y nos enseñes estas imágenes que son una delicia verlas, al cruzar esa puerta lo primero que me viene a mi mente es mi pueblo ya que tiene muchas puertas así como esta:), y al ir leyéndote y viendo las imágenes me pregunto si de verdad no has estado en un país mágico, porque es pura magia lo que nos enseñas a través de ellas, que preciosidad y que envidia(sana) del lugar que has disfrutado, que bonito todo y tal como lo cuentas que maravilla, felicidades por haber gozado de tanta magia:)
ResponderEliminarBesos.
Han sido unos días placenteros gracias a momentos como los que aparecen en las fotos, a cosas pequeñas pero llenas de encanto. El resto depende de los ojos con los que se mira.
EliminarGracias por pasar a disfrutar tu también de ellas y verlas con tan buenos ojos.
Besos
Qué encantadoras fotos!! Son claro reflejod tu viaje pausado hacia el detalle, lo menudo, lo casi insignificante... pero tan vital.
ResponderEliminarBesos,
Todas las fotografías me transmiten paz, relajación: la respiración del mar,la arena, las nubes... Un estupendo viaje. Besos Jara
ResponderEliminarNo conozco Cantabria.
ResponderEliminarViendo estas fotos me dan ganas de ir ahora mismo.
Besos.
;)) Me da que, más allá del punto geográfico, has fotografiado a la belleza misma; a la belleza y a la paz...-Es una idea fantástica engalanar el blog con las fotografías de los viajes que hacemos...Me da que tomo nota...;))
ResponderEliminarB7s
Muchas gracias Carmen, Sra. Encina, Toro y Mari por pasar a ver las fotos de este viaje tan particular.
ResponderEliminarCantabria merece no una sino muchas visitas para no dejarse ni un solo rincón sin conocer aunque en este caso lo más importante fue detener la mirada en lo pequeño y disfrutar del tiempo sin agobios. Cualquier otro destino hubiera servido para ello.
Besos
Menos mal que cuando visito un blog, incio un recorrido "hacia atrás" para ponerme al día y recuperar el tiempo de ausencia de lectura en el mismo. ¡Por nada hubiera querido perderme este post!
ResponderEliminarDudé un poco si me encontraba en Asturias o Cantabria, por las citas de montañas nevadas tan cerca del mar (en Galicia no las hay más que en el interior, pero fue el Castillo el que me situó en esta tierra y tambié por esaspequeñas ensenadas de aguas bajas que forma el mar, cerca de las cuales pasaba la carretera que hace muchos años transitaba yo en 600 y que ahora la autopista deja ver mucho más lejos.
Las fotos son maravillosas. Y lo mejor del viaje son las sensaaciones que el paisaje provoca.
Un fuerte abrazo.
Gracias Chela por pasar a compartir este viaje.
EliminarLas autopistas son muy cómodas para los grandes traslados pero muchas veces echo de menos esas carreteras pegadas al paisaje que te permitían disfrutarlo mucho más.
Besos