¿Os
acordáis de Chispita?
La
dejé disfrutando de una tormenta de verano y hasta hace un par de fines de
semana no he vuelto a buscarla. Salí, atraída por este octubre tan veraniego que hemos tenido, a dar un paseo por el campo. y quise
sentarme un rato con ella a contarnos historias. A mí me encanta escucharla y
ella siempre me atiende con sus grandes ojos color avellana bien
abiertos y una expresión seria y concentrada que hace que sienta que en ese
momento no hay nada más importante en el mundo para ella que escucharme. Así mano
a mano, una habla y la otra escucha mientras disfrutamos del aire y el sol, o
de las nubes que corren por el cielo y el olor de la tierra.
No
es fácil dar con ella. Cuando quiere puede hacerse muy, muy pequeña o cambiar
de color para confundirse con las piedras y las hojas. Sobre todo si siente que
hay gente alrededor. No le gusta la gente. Yo al principio tampoco le gustaba y
también se escondía de mí. Ahora me tolera pero es muy suya y sólo aparece si
le apetece. Muchas veces por más que la busco no consigo encontrarla. Así pasó
el otro día. Busqué el chispazo rojo de su melena, lo único que podemos llegar
a atisbar si ella se deja o si consigues descubrirla en un raro momento de
distracción o concentración. Aunque en estos casos la visión es tan mínima, tan
fugaz, que es muy difícil que nadie sea capaz de darse cuenta de lo que está
viendo antes de que desaparezca de su vista.
Yo
creo que su sexto sentido, que es su sentido más desarrollado, le avisa de la
naturaleza de los parlamentos que rondan mi cabeza. No sé si será el olor que
desprende mi pelo o la vibración del suelo que producen mis pisadas, pero algo
debe delatarme mucho antes de abrir la boca. Le gustan mis historias pero no le
gusta nada que venga a perturbar la armonía de su espacio con mis enfados y mis
malos rollos.
Así
que el otro día debía atufar o quizá es que el humo me salía literalmente por
las orejas y no quiso asomarse. Busqué, al principio todavía con las formas
bruscas del que va siempre con prisa a todas partes, hasta que poco a poco el
silencio vivo del bosque, su aire calmo, el sol jugando al escondite con las
hojas y el olor a tierra, a musgo y a
humedad fue volviendo suaves mis pasos, lentos mis movimientos. Mis ojos
empezaron a fijarse en lo pequeño, en los detalles y así consiguieron por fin,
encontrar las setas bajo las que suele descansar Chispita, incluso encontré la
entrada de una madriguera. ¿Queréis verla? ¿Se habría escondido allí
Chispita?
Pues
no. Estaba claro que tendría que volverme con todas las palabras que disputaban
en mi garganta por ser las primeras en desparramarse a borbotones. A nadie en
el bosque le interesa saber de tarjetas black, de cajas B o contabilidad
paralela, de tramas fraudulentas, de corruptelas y corruptos, de listos y
aprovechados que nada saben, mire usted señor juez que a mi no me consta. No,
Chispita no entiende ni una de esas palabras, no puede entender que utilidad
tienen y porqué no nos deshacemos de todo lo que nombran si sólo sirven para
engañarnos, tomarnos el pelo y aprovecharse de nuestro trabajo.
Chispita
esta vez, no quiso saber nada de mí, mi historia no tenía ningún valor que le
interesara, pero la verdad es que el paseo sirvió para relajarme y olvidarme al
menos por un rato de la estupidez y la deshonestidad y la codicia y la desvergüenza
y la desfachatez de algunos humanos.
De
vuelta en casa, pensé que mejor sería que todas esas palabras se me
desatascaran entre circuitos electrónicos y pantallas de plasma, un medio mucho
más acorde con ellas. Y aquí las he dejado sueltas, brincando y buscando ojos que las reconozcan y sepan que ellas son
inocentes, que los culpables son los que se esconden tras ellas y dicen con su
carita más dura: pío, pío, que yo no he sido. Pío, pío, que yo no se nada. Pío,
pío y tu más.
Cómo
disculpa por utilizaros para acabar de desahogar el enfado que Chispita no
quiso escuchar, os dejo algunas de las setas que encontré en mi paseo. ¡Mirad
bien, a lo mejor vosotros conseguís encontrar a Chispita!
Yo también quiero encontrar a Chispita y dejar en el cubo de la basura todo lo malo, a ver si lo reciclan.Besicos.
ResponderEliminarBueno pues es una pena que no hayas encontrado a Chispita pero al menos así hemos podido compartir este charla contigo y estos paseos otoñales vienen genial para relajarse, a mí también me encantan. Las fotos de las setas son chulísimas
ResponderEliminarBesos
No la he visto, que aparezca ronto, Un beso¡
ResponderEliminarSi, mira, creo que está en la última foto: Si la toto fuese un reloj, a las 5 y 24 ¿la ves?
ResponderEliminarPues no la encontraste, pero al menos te relajaste. Últimamente más vale no ver telediarios ni leer los periódicos, porque lo único que hacen es crispar nuestros nervios...
ResponderEliminarY no, no encuentro a Chispita...
Besotes!!!
Pd: Eso sí, me has recordar esta canción... Te juro que de pequeñita (de edad, que de altura sigo siendo pequeñita) me la sabía enterita...
https://www.youtube.com/watch?v=7F-eWsAdOrg
Más besotes!!!
Bueno al menos te llevaste un relajante paseo por el campo y pudiste desconcetar al menos por un rato de toda la basura en que se ha convertido esta sociedad.
ResponderEliminarDale las gracias a Chispita cuando la veas.
Besotessssssssssssssssss
He mirado y remirado, tenía la esperanza de ver a Chispita pero es que la entiendo, yo también me iría con viento fresco a otra parte ante algunas cosas de las que se van oyendo en este mundo que es el nuestro. De todas formas el paseo me ha parecido una delicia, no solo por las setas, sino por la compañía.
ResponderEliminarBesos
:( Jara, te cuento que...¡¡Entiendo a Chispita!!
ResponderEliminarB7s
Yo la he encontrado, justo cuando "poco a poco el silencio vivo del bosque, su aire calmo, el sol jugando al escondite con las hojas y el olor a tierra, a musgo y a humedad fue volviendo suaves mis pasos, lentos mis movimientos. Mis ojos empezaron a fijarse en lo pequeño, en los detalles" y allí estaba, sonriendo bajo una seta, con su melena rojiza al viento. La miré, me miró, la sonreí y me sonrió; me senté en una piedra un poco distante sin perderla de vista por no asustarla y que desapareciera. ¡Qué bien se estaba respirando ese aire calmo y disfrutando de su compañía!
ResponderEliminarBesazo y te felicito por tu creatividad Jara.
Hija ¿cómo quieres que te aparezca tu amiga Chispita con las malas vibraciones que llevaste? Esto ¡no se hace!
ResponderEliminarUn poco de respeto para la Naturaleza, por favor: la basura se echa en un contenedor de no-reciclaje (ya sé que están todos muuuuuy llenos...) antes de entrar en el bosque.
:)) Yo la vi esta mañana, en una de mis caminatas serranas lejos de la contaminación y como no es rencorosa, me ha mandado un montón de besos para ti, por tus espléndidas fotos.
Tienes que ir contenta para verla, se da cuenta cuando vas con malos rollos y ella se esconde... no quiere saber nada, ni le interesa tanta porquería que nos cuentan cada día, que por desgracia nosotros si tenemos que aguantar.
ResponderEliminarYa sabes la próxima vez, buenos rollos.
Me encantan las fotos, estan por todos laos;))
Buen finde.
Un beso.
YEEEEEEP, va de setas mi revista vecindaria, jajajajajaja...
ResponderEliminar...y mira, resumo mi comentario con un vídeo que ya puse cuando saqué una foto de una seta, y es el mejor homenaje al encanto que tienen estas virguerías de Natura:
https://www.youtube.com/watch?v=7qy-Sz-DK_Q
Un besazo!!!
Rediós, me he olvidado de mencionar el fondo de tu post: es una pena mezclar la belleza que nos ofrece la naturaleza (y sus elementales) con esas miserias que saturan nuestra actualidad social. Las padecemos y nos indignan; las padecemos, nos indignan y encima hacen de catalizador a la aparición de nuevos personajillos cuya demagogia fácil te eriza la piel, pero una pena mezclarlo con esas fotazas que posteas.
ResponderEliminarUn besazo^2
Chispita!! Me acuerdo de ella, sí. Me cae tan bien :) Será que yo también soy muy mía ...
ResponderEliminarTenía la intuición de que más pronto que tarde me harías dar contigo un paseo así, como el que nos traes. Que fuera buscando otra vez a Chispita ha sido una alegría (extra) :D
Me gusta que a Chispita no le gusten los malos rollos ni las malas vibraciones, que haya que dejar la negatividad fuera, alejada. En sitios así no podría ser de otra forma.
Creo que la he visto, así que me quedo con ella ;)
Gracias por el paseo y las setas y la historia y Chispita..
Besos
Hola Jara, no me extraña que Chispita no apareciese con el panorama que tenemos, la pobre se habrá asustado y no de ti, abra dicho que por si acaso se queda mejor donde esta, una penilla que no la encontrases pero con el paseo al menos te relajaste un poquito, aunque al llegar a casa y ver a los del pío pío te volverías a cabrear de nuevo, en fin, así es la vida.
ResponderEliminarLas fotos preciosas y el paseo me imagino que mas bonito aun, no la he visto:)
Besos.
La pobre Chispita se ha quitado de en medio , no quiere saber para nada nada de lo que se cuece en algunos lugares de este mundo que cada vez va como a peor , pero no te quería ver porque estuviese enfadada contigo, estoy segura de que no , es porque está harta de tanta hipocresía , engaño , de malos rollos y de personas negativas que creen que el resto somos tontos , ella no entiende lo que pasa y es mejor que sea así . Hay tanto prepotente y mentiroso en nuestra tierra que prefiere alejarse y salir otro día .
ResponderEliminarPero tu al menos has disfrutado de un buen paseo descubriendo setas y caminando y espero que te haya servido para relajarte y olvidar por un rato el panorama . Yo creo que volverá pronto y te escuchará como siempre , ya verás . Un abrazo grande
Yo creo que Chispita escuchó tus pensamientos como los indios, por el eco de tus pisadas. En otro caso no hubieras regresado tan relajada... no crees?
ResponderEliminarBesos
Yo también quiero encontrar a Chsipita, o mejor dicho, largarme con ella. Un besote!
ResponderEliminarMaravilloso Relato en busca de Chispita.
ResponderEliminarNos has dejado un paisaje apasionante y lleno de belleza que es lo que nos muestra continuamente la Naturaleza y más en esta época del año.
Chispita no entiende esa condición que invade al ser humano, con esas avaricias, despilfarros y excentridades. Ella va al ritmo pausado y sereno que va imponiendo la sabia Naturaleza.
Abrazos y Besines.
No hay como un paseo relajado por el bosque, prestando atención como tú a los detalles que parecen insignificantes pero que no lo son en absoluto. Son los que nos liberan de esa carga negativa que a veces tanto pesa.
ResponderEliminarBesines, guapa!
Lamento comunicarte que Chispita y yo vivimos juntos desde hace tiempo.
ResponderEliminar:P
Que precioso relato, la verdad que es relajante leerlo, seguro que a chispita le encantaria. Mil besicos cielo
ResponderEliminarUn placer, ese deambular entre las jaras (que sin duda, hace honor a tu nombre :) Gracias por invitarnos a acompañarte.
ResponderEliminarChispita es esquiva, no puede correr riesgos. Pero si tu hablas, ella te escucha. Y quizás algún día se deje ver... Quién sabe ;)
Gracias por un relato encantador. ¡Y por el paseo! :D Un beso
Hola!!! fantastico este relato, me has dejado con ganas de dar un paseo por el bosque...
ResponderEliminarUn abrazo